Ruta por los paisajes de otoño del Montseny
Girona es uno de los enclaves con más historia de Cataluña. Su pasado romano, su muralla o la catedral han dotado a esta ciudad de un carácter inconfundible con el paso de los años. En esta ocasión, trazaremos una ruta desde la capital del Gironès hasta la localidad costera barcelonesa de Caldes d’Estrac en la que podremos exprimir el carácter “ready to race” de la KTM Duke 790 y sacar algunas bonitas fotos entre los árboles del Montseny.
Las espectaculares vistas de la catedral de Girona y del río Ter que se obtienen desde el Parc de la Devesa serán nuestro punto de partida. Al otro lado del parking de arena que hay en la rotonda del Pont de Pedret, junto al río, podremos sacar una bonita foto de la ciudad con nuestra moto.
Desde allí, fácilmente pondremos dirección a las afueras de la ciudad y tomaremos la primera de las carreteras, la GI-531 en dirección a Llorà. Una vez allí, en apenas unos minutos, empezaremos a trazar curvas por la GI-532 hacia el sur, en dirección a Anglès. Nos encontraremos en una zona boscosa, verde y de buen asfalto para ir entrando en calor y coger poco a poco confianza. Este primer tramo resulta realmente agradable de recorrer con el motor bicilíndrico en línea de 799 cc de la Duke. La potencia de la moto, 95 cv, y su ergonomía con el peso bien equilibrado la hacen realmente ágil en carretera, pero también apta para firmes en peor estado. La postura de conducción es cómoda, la propia de una naked con un manillar alto, con amplio rango de movimiento y un asiento agradable para pasar unas horas encima de él.
La ruta nos lleva por esta misma carretera durante unos cuantos kilómetros hasta que muere, en la N-141e, a la altura de Bonmatí, una pequeña localidad en la que nuevamente encontraremos el cauce del río Ter. Siguiendo la nacional llegaremos finalmente a Anglès, donde tomaremos la GI-542 para continuar en dirección Montseny. Será en este tramo donde empezaremos a trazar curvas más cerradas.
En este tramo hasta Sant Hilari Sacalm rodaremos por carreteras del parque natural de Les Guilleries, en un entorno verde y de bosque espeso en el que cada vez estaremos más rodeados de naturaleza y más alejados de los municipios. Este tramo de la GI-542 es muy bonito, pero al estar toda la carretera rodeada de árboles y vegetación, acostumbra a estar húmeda en épocas lluviosas o de frío, por lo que es recomendable realizarla en días secos o soleados sobre todo para evitar tramos resbaladizos. En invierno es habitual encontrar tramos helados, por lo que no resulta una buena opción pasado noviembre.
Toda esta zona montañosa está plagada de buenos restaurantes de brasa y comida catalana tradicional en los que parar a retomar fuerzas, pero os recomendamos aseguraros mirando el horario en Google Maps porque muchos cierran cocina a partir de las 11 hasta la hora de comer nuevamente, por lo que si paráis a desayunar tarde, puede que los encontréis cerrados o que solo sirvan bocadillos fríos.
Desde Sant Hilari, emprenderemos el camino a la costa por la GIV-5411. Este tramo, de curvas más cerradas y ratoneras, con la Duke resulta bastante rápido de trazar. Los pesos de la moto, repartidos estratégicamente, la hacen muy estable y poco física, por lo que con apenas llevar la mirada al punto de salida de la curva y abrir un poco el gas, la moto termina de hacer todo el trabajo por nosotros sin recaer excesivo esfuerzo sobre el piloto. Además, este modelo cuenta con la habitual selección de modos de pilotaje de KTM, “Rain”, “Street” y “Sport”, para dar al piloto un fácil acceso a la personalización de la tracción y el control del acelerador, asegurando un comportamiento seguro en todas las condiciones de la carretera y el clima. Por otro lado, este modelo también puede personalizarse añadiendo como extras el Quickshifter+, que permite subir y bajar de marcha sin embrague, el regulador del freno motor (MSR), el Modo Track (especial para circuito) y el control de crucero.
En este punto de la ruta, seguiremos, en dirección a Sant Celoni, por un entorno igualmente boscoso y de curvas cerradas en el que iremos encontrando espectaculares vistas del macizo del Montseny y el pantano de Santa Fe. En épocas de otoño lo encontraremos impregnado de un color rojizo y anaranjado en los árboles dignos de una bonita instantánea. Además, las carreteras de esta zona no acostumbran a ser demasiado transitadas, por lo que en los puntos que te apetezca podrás bajar el ritmo y disfrutar del paisaje y las vistas.
Una vez llegados a Sant Celoni, podemos optar por tomar la autopista para volver a casa o seguir la ruta hacia la playa por la C-61 hasta Arenys de Munt, donde nos desviaremos a la BV-5031 para terminar de trazar unas cuantas curvas más y acabar en la localidad de Caldes d’Estrac disfrutando de la playa y el paseo marítimo.