Ibiza, 40 años del coche que salvó a Seat
Hablar del Seat Ibiza es hablar de un mito. Si el 600 sirvió para poner la marca en el mercado, el Ibiza lo hizo para salvarla. Un modelo que, pese a no destacar nunca entre sus competidores, se ha colado en la memoria colectiva como uno de los coches más simpáticos. ¿Quién no ha montado en uno? El propio, el de un amigo, el de un familiar. ¿Quién no tiene una historia para contar con un Ibiza?
Con cinco generaciones y más de seis millones de unidades vendidas en todo el mundo, el Ibiza también se cuela en la historia del Club RACC como uno de los modelos de asistencia más versátiles utilizados en los 80 y 90.
Del rechazo de un diseño para la segunda serie del Volkswagen Golf nació, en la fábrica Seat de la Zona Franca, el estilo juvenil del Ibiza, que también fue el modelo que estrenó las nomenclaturas de ciudades en sus vehículos.
Historia
Tras la separación de FIAT en 1981 y la completa nacionalización de Seat con la venta de las acciones de la italiana al INI (Instituto Nacional de Industria), la economía de la marca de la Zona Franca de Barcelona no estaba en su momento más boyante. Para ello, el inicialmente conocido como Proyecto S1 contó con la ayuda del diseñador Giorgetto Giugiaro de Italdesign, del carrocero Karmann y nada más y nada menos que de Porsche. Los primeros bocetos provenían del diseño de los italianos para la segunda serie del Golf, rechazado por la marca de Wolfsburgo y que sirvió de reemplazo para el pequeño Seat Fura. Creado sobre la plataforma del Ronda, el primer modelo pasó a ser un coche pesado con respecto a los competidores de su segmento, pero compensado por una gran habitabilidad interior.
El 27 de abril de 1984 salía el primer modelo de la cadena de montaje, siendo el primer modelo original fabricado en España desde el Pegaso Z-102, más allá de los derivados creados en décadas posteriores y que la revista L’Auto-Journal vino a definir como “un matrimonio de encanto mediterráneo con la técnica alemana”.
Si bien no era un modelo excesivamente brillante en nada, su motor System Porsche le confería una conducción ágil que maravilló al español de la época, poco acostumbrado a coches autóctonos con estas prestaciones. La marca pagaba un royalty de siete marcos por cada motor vendido con el logotipo alemán, que únicamente podía ser exhibido en el motor, tras los acuerdos alcanzados. Esta fue la primera vez que Porsche vendía mecánicas más allá de las fronteras alemanas.
El Ibiza pronto se convirtió en el emblema de la marca, cuando un año después ya era el modelo más comercializado por Seat, con cerca de 70.000 unidades, en el mismo año que Sebastià Salvadó accede a la presidencia del RACC.
Generaciones
La primera generación (Tipo 021) se fabricó de 1984 a 1993, con tres estilos diferentes de carrocería, destacando el restyling hecho en los tres últimos años, cuando el Ibiza también se convirtió en coche olímpico gracias al acuerdo alcanzado entre Seat y el COOB’92, por el que la marca cedió algo más de 2.000 vehículos para las olimpiadas de Barcelona.
Con un modelo de esta primera serie, Salvador Servià creó el Ibiza bimotor en las instalaciones de los talleres Motor Park de Barcelona, juntando dos motores 1.5 del modelo más potente, el SXI, para sacar un modelo de tracción total. Un rara avis de 250 CV –con dos motores de 125– que posteriormente la recién creada Seat Sport replicaría con motores de 140 CV, y que fue subcampeón de España de tierra en 1986 y 1987 y tercero en 1988.
De esta primera generación se vendieron un total de 1.308.461 unidades, lo que sirvió para salvar parte de la maltrecha economía de Seat.
La segunda generación (6K) aparecería en 1993. Contó con una producción todavía superior a la primera, con 1.522.607 unidades vendidas, a las cuales se les hizo un total de tres restylings, dos de ellos muy sutiles y un tercero que cambió por completo el modelo. Fue el vehículo encargado de inaugurar la nueva fábrica de Martorell, donde se crearon dos nuevos modelos: el Córdoba y la furgoneta Inca.
En el apartado deportivo, Seat consiguió dos títulos mundiales, los primeros de su historia, en el Campeonato del Mundo de Rally en categoría FIA 2 litros (1996, 1997 y 1998), con el recordado Ibiza Kit Car, creándose el primer modelo Cupra (Cup Racing), un Ibiza que montaba un 2.000 c.c., de 16 V y 150 CV.
El Ibiza de tercera generación (6L) nació en el año 2002, suponiendo un cambio por completo de tendencia y con un diseño en la línea que Walter de Silva impuso en la marca tras su llegada en 1999, y con los prototipos Salsa y Tango como referencia. En sus seis años de fabricación se vendieron un total de 1.221.200 unidades, fabricadas principalmente en Martorell y una parte en Bratislava (Eslovaquia), y se creó la versión FR (Fórmula Racing) como acabado deportivo.
La cuarta generación de este vehículo (6J) llega en 2008, basado en el concept del Ibiza Bocanegra –en referencia al Seat 1200 Sport de 1975–, un modelo que fue presentado en el Salón de Ginebra un año antes. La estética de esta versión derivará del prototipo Tribu, dado a conocer en el Salón de Frankfurt en 2007 y que marcará las líneas futuras de todos los Seat. En nueve años de fabricación serán 924.183 unidades las que verán la luz.
En 2017 llegó el tiempo de cambio para la quinta generación del Ibiza (6F) —de momento la última—, una versión que, si bien no rompe por completo el diseño estético de la generación anterior, supone un salto de calidad junto con sus hermanos Ateca y Tarraco, nacidos en 2016 y 2018, respectivamente. Siguiendo los movimientos del mercado, esta es la primera versión fabricada únicamente en cinco puertas, eliminando el modelo SC (Sport Coupé) de la anterior y siendo el vehículo más tecnológico. En 2021 recibió un leve restyling antes de acoger este 2024 la versión FR Aniversario, que celebra estas cuatro décadas de historia del modelo.
El Ibiza y el RACC
La polivalencia del Ibiza lo convirtió desde su nacimiento en un modelo muy versátil para el día a día. Ello fue aprovechado en multitud de segmentos, como, por ejemplo, en la competición, cuando el piloto RACC Dani Solà compitió con uno con los colores del club. Y un Cupra-Bocanegra, conducido por Joan Vinyes, fue el coche 0 del RallyRACC en 2009.
En el ámbito de la asistencia en carretera, el Ibiza fue desde su nacimiento uno de los principales modelos, y sigue vigente hoy como coche taller en sus diferentes versiones.
Su versatilidad lo ha convertido en estos 40 años en uno de los vehículos más usados y queridos por los ciudadanos, no en vano son pocos los que no recordarán haberse subido a uno. Volviendo al inicio, ¿quién no tiene una historia para contar con un Seat Ibiza?
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