¡¡Ññññiiiiiiic!! De pequeños, nos encantaban los chirridos de los frenos de la bici. Daban sensación de velocidad, aventura y, si se acompañaban de derrapajes, hasta de superheroicidad. Sin embargo, el dichoso ruidito se convierte en molesto cuando somos mayores y (la gran mayoría) nos volvemos más prudentes y vergonzosos.

¿Por qué suenan los frenos?

Debe reconocerse la extraordinaria evolución de la calidad de las bicicletas en los últimos años, con modelos mucho más ligeros, cómodos y, sobre todo, mejor adaptados a los distintos usos (ciudad, carretera, montaña, etc.).

A pesar a estas innovaciones, el chirrido reaparece en algunas ocasiones, aunque la causa no son siempre los frenos:

• También puede deberse a que el pedalier necesita engrasarse y ajustarse.
• La cadena no se desliza con suavidad y también necesita lubricación.
• Tenemos algún tornillo desajustado.

El ruido es por los frenos

Si la causa son los frenos, en caso de que sean de disco, la norma básica indica que debe revisarse el estado de las pastillas. Lijarlas si la superficie tiene un aspecto brillante o sustituirlas si están demasiado desgastadas.

No hay que olvidar nunca que, también en la bici, mantenimiento es sinónimo de seguridad; especialmente en elementos como los frenos, las ruedas y la dirección. Por ello, si tenemos cualquier duda sobre su mantenimiento, se recomienda visitar al taller o una tienda de confianza.

Para promover la movilidad en bicicleta, el RACC puso en marcha el pasado año 2017 la red de Punts Bici RACC, de uso libre y gratuito, que cuentan con las herramientas necesarias para realizar pequeñas reparaciones y trabajos de mantenimiento (hinchar o cambiar ruedas, apretar tornillos, ajustar frenos o reparar un pinchazo).