El hidrógeno, ¿el combustible del futuro?

En la actualidad el coche eléctrico de batería pasa por ser el vehículo del futuro, una alternativa energética que frecuentemente se pone en duda por diversos motivos, como la contaminación durante su trazabilidad como producto, su vida útil y el posterior reciclado, sobre todo de las baterías, además de la deficiente autonomía de la mayoría de los modelos. En nuestro país también hay que sumar la deficiente red de recarga, además de los tiempos al hacerlo en una red doméstica sin cargadores específicos.

Todo ello hace que nos planteemos si la viabilidad del eléctrico a batería es tan real como se nos muestra, ya que a ello hay que sumarle un precio bastante más elevado que el de un vehículo a combustión. La generación de energía con métodos contaminantes como el carbón o el gasoil, en una red eléctrica sobrecargada, es otro de los planteamientos que nos hacen dudar de este tipo de vehículos que nos venden como lo ideal para frenar la contaminación. Una panacea, si extrapolamos esta tecnología a los campos del transporte de mercancías con camiones de gran tonelaje, al sector marítimo o al aeroespacial, en los que la electricidad se hace totalmente inviable, por lo menos de momento.

Es por ello que, aunque sea el vehículo del presente y del futuro cercano, el eléctrico a batería puede tener los días contados con el constante desarrollo de la tecnología del hidrógeno. Actualmente en desarrollo, la pila de hidrógeno permite equipararse a los vehículos de combustión en cuanto a autonomía, reduce el tiempo de carga y mantiene las prestaciones y las ventajas del eléctrico.

A continuación, mostramos las distintas dudas sobre el funcionamiento de estos vehículos.

¿Cómo funciona un coche de hidrógeno?

El tanque de hidrógeno almacena este componente, para darle paso a la pila de combustible, dónde se mezcla con oxígeno y genera la electricidad, almacenando esta en la batería que alimenta el motor eléctrico, mientras que el agua generada en el proceso se expulsa en forma de vapor de agua por el tubo de escape.

¿Qué ventajas tiene el hidrógeno?

La principal ventaja de este combustible es que es un elemento abundante en el planeta y no genera emisiones. Además, es un elemento fácilmente transportable y se puede almacenar en grandes cantidades, si bien, como es lógico, todavía no contamos con las infraestructuras necesarias para ello y el reto supone un gran esfuerzo económico por parte de sus actores.

¿Qué tiempo se tarda en repostar y dónde debe hacerse?

El repostaje es la principal ventaja ante los eléctricos de batería y el procedimiento es muy similar al de los vehículos de combustión: debemos ir a una estación de servicio y llenar el depósito de hidrógeno. Actualmente, la red de hidrogeneras en España es prácticamente nula, con únicamente cuatro centros en Huesca, dos en Castilla-La Mancha (Albacete y Ciudad Real) y uno en Madrid, estando en desarrollo dos más en Barcelona y Palma de Mallorca. Para 2025 existen diferentes proyectos que pretenden ampliar el número a un mínimo de 150 repartidas por toda la geografía.

¿Qué autonomía tienen?

En el mercado existe todavía poca variedad de modelos impulsados por hidrógeno, entre los que destacan el Toyota Mirai y el Hyundai Nexo. El primero ofrece una autonomía de aproximadamente 500 km, mejorando las cifras del modelo anterior, mientras que el Nexo se anuncia con unos 600.

¿Cómo se obtiene el hidrógeno?

Actualmente el hidrógeno puede obtenerse principalmente de dos maneras: mediante extracción fósil –que, obviamente, genera más contaminación– y por electrólisis del agua, un modo más ecológico. El precio del proceso marcará el del producto final.

¿Contaminan?

Como en el vehículo eléctrico de batería, el proceso de fabricación y su trazabilidad son los que determinan la principal contaminación de estos modelos, aunque su reciclaje se presume menos contaminante que en el caso de los modelos con baterías.

Pros

Los denominados Fuel Cell Electric Vehicle (FCEV) no emiten sustancias nocivas durante su conducción, se repostan con rapidez y facilidad (con precios similares a los de la gasolina), incorporan la etiqueta de cero emisiones, tienen un mantenimiento mínimo, son silenciosos y soportan mejor las temperaturas extremas. El mantenimiento de estos modelos también será mínimo.

Contras

Deberemos esperar un mínimo de 15 años para poder tener cierta normalidad en el desarrollo de esta tecnología y que su red de infraestructuras sea capaz de abastecer al mercado. Actualmente el número de modelos tampoco es amplio, siendo vehículos de precios elevados –como los eléctricos–, que deberán ser de mayores dimensiones, con un combustible muy volátil y una vida útil fijada en 15 años (por normativa de seguridad respecto a los tanques de hidrógeno).