El líquido de frenos, el gran olvidado

Por: RACC Blog

En las revisiones periódicas de nuestros vehículos, el cambio de aceite, filtros y la comprobación de niveles de refrigerante son vitales. Normalmente, son estos componentes los que más controlados tenemos los usuarios, pero existe otro que es el gran olvidado: el líquido de frenos.

En un vehículo todos los elementos de seguridad, activa o pasiva,  son esenciales.  Junto con los neumáticos y la amortiguación, el sistema de frenos es uno de los elementos de seguridad activa de mayor importancia. Obviamente los frenos son un elemento de desgaste, compuestos principalmente por discos, pastillas, latiguillos… y líquido de frenos. La eficacia de la frenada depende de todos los factores que intervienen, pero el líquido es tal vez el menos revisado de todos por el usuario.

El sistema de frenado

Este circuito está compuesto de diferentes elementos como son los discos o tambores, las pinzas, la bomba hidráulica, el pedal de freno, el líquido de frenos y las pastillas o zapatas en el caso de los frenos de tambor, además de la unidad hidráulica del ABS en el caso que el vehículo lo equipe.

El sistema funciona bajo la acción del pedal de freno, que envía la orden de presión del pedal para la activación de la bomba hidráulica. La bomba se encargará de repartir la presión ejercida a través del líquido de frenos, accionando los pistones de las pinzas para que las pastillas ejerzan presión sobre los discos. Al ir fijados al eje, el bloqueo de los discos detendrá el giro, es decir, se convertirá la energía cinética en energía calorífica, debido a la fricción.

 

¿Cuándo cambiar el líquido de frenos?

Los fabricantes recomiendan la sustitución del líquido de frenos en un periodo entre los dos y los cuatro años o sobre los 80.000 km, lo que antes ocurra. Según el uso que se le dé a un vehículo, este periodo puede variar, por lo que se recomienda la verificación periódica del nivel y el color del líquido. Si un vehículo recorre grandes distancias por autopista o autovía, el rendimiento del sistema de frenado no sufrirá el mismo desgaste que si lo usamos con frecuencia por ciudad.

Signos de desgaste

El líquido de frenos envejece, mutando su color, generalmente a colores más oscuros. La falta de presión en el pedal puede ser otro signo, pudiendo significar pérdidas de presión por pequeñas fugas. Además, este líquido es higroscópico, es decir, absorbe y atrae la humedad del aire, lo que impide que se provoque corrosión o se hielen a bajas temperaturas las pequeñas cantidades de agua que se encuentran dentro del sistema.

Para comprobar el estado del líquido, al margen de la revisión visual del color, bastará con comprobar en un taller la temperatura de ebullición con el correspondiente sensor de ebullición, midiendo los valores mínimos y máximos, que nos indicarán si es necesario realizar un cambio. Para saber el nivel, bastará con revisar la cubeta del líquido en el vano motor para comprobar si está por encima del límite mínimo marcado por los fabricantes.

La temperatura de ebullición vendrá marcada por el tipo de líquido de frenos usado. Actualmente existen diversos estándares DOT, siendo el DOT3 el más usado en vehículos convencionales:

  • DOT 3: 205 °C en seco, 140 °C en húmedo
  • DOT 4: 230 °C en seco, 155 °C en húmedo
  • DOT 5: 260 °C.
  • DOT 5.1: 270 °C en seco, 180 °C en húmedo

Cada tipo de líquido tiene unas propiedades diferentes, siendo los más económicos los DOT 3, aunque los de tipo DOT 4 ofrecen una mayor durabilidad y eficacia. Los DOT 5 son recomendables para vehículos que pasen mucho tiempo sin ser usados y los 5.1 son líquidos DOT 4 que cumplen los estándares del DOT 5 y que absorben mejor la humedad.

En el Centre RACC Auto nuestros mecánicos conocen a la perfección estas clasificaciones, por lo que saben cuál es el más adecuado para nuestro vehículo.