Cinco aplicaciones de la inteligencia artificial en los coches

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La Inteligencia Artificial (IA) se ha colado en todos los ámbitos de nuestras vidas. A día de hoy, cualquier persona con acceso a internet puede hacer uso de ella, ya sea para generar textos e imágenes o ir un paso más allá y aplicarla en sus rutinas de trabajo y vida privada. Es, sin duda, un fenómeno global del que han brotado admiración y dudas a partes iguales. Pero por el momento, los beneficios son muy superiores a los perjuicios y de ello sabe sacar mucho partido el sector del automóvil.

Aunque todavía no se ha explotado ni una ínfima parte de las posibilidades que esta nueva tecnología promete, sí se han implementado ya algunas aplicaciones de la IA para mejorar la experiencia de conducción. Una de las que más fácilmente nos pueden venir a la mente, es la conducción autónoma, la optimización del mantenimiento o la gestión de las rutas en tiempo real.

Asistencia al conductor

El nivel de intervención más bajo de la IA en los coches es el que denominamos asistencia al conductor. Este estadio de la aplicación de la tecnología implica que el conductor mantiene el control del vehículo en todo momento y que la tecnología tan solo aporta información para que el conductor optimice sus decisiones. Es por ejemplo el caso del uso de radares de posición, sensores de proximidad, el control de la velocidad de crucero o incluso el aviso de colisión y peatones. Son ejemplos de ayudas a la conducción que elevan la seguridad de los coches incluyendo opciones de frenado en ciudad que pueden detener el vehículo en caso de detectar un peatón en la trayectoria o mantener la velocidad estable cuando el conductor así lo determina.

Automatización parcial

El siguiente paso en la automatización tiene lugar cuando algunos de los sistemas de los que dispone el vehículo pueden tomar el control momentáneamente del coche. Aun así, en todo momento, el conductor sigue siendo responsable de la operativa del vehículo. Un ejemplo claro de este tipo de introducción de ayudas a la conducción son el asistente de dirección y de trayectoria, que corrige los desvíos del vehículo dentro del carril, o el sistema de aparcamiento remoto, por ejemplo. De igual forma, hay modelos que cuentan con un asistente de atascos que frena y acelera automáticamente asumiendo el control de la conducción en momentos muy puntuales. Aún así, en este nivel de automatización, el papel del conductor sigue siendo totalmente necesario y activo, ya que continúa siendo el último responsable del manejo del vehículo.

IA en la conducción

Automatización elevada

En este tercer nivel de automatización encontramos ya una serie de aplicaciones de la IA que permiten que el conductor pueda pasar largos periodos sin estar pendiente del manejo del vehículo. Este nivel de implementación de la tecnología no se encuentra todavía accesible al consumidor pero sí hay países en los que se está poniendo a prueba de cara a futuros modelos que podrán tener cabida en el mercado en los próximos años. En este nivel, los coches se conducen de forma autónoma sin precisar de un conductor que tenga que refrendar las acciones del vehículo en periodos de tiempo determinados. Más adelante, las casas de automóviles investigan la forma de elevar la autonomía hasta niveles en los que el conductor puede desentenderse casi por completo de la conducción llegando a poder por ejemplo dormir mientras el vehículo se conduce solo, hasta que en un hipotético quinto nivel, desaparece la figura del conductor y el ocupante del vehículo sería tan solo un pasajero. Estos dos últimos ejemplos no son más que predicciones futuras, que todavía no se han implementado, y es que además, abren nuevos interrogantes como la determinación de la responsabilidad en caso de accidente o la toma de decisiones por parte de la IA en caso de peligro.

Optimización del mantenimiento

Más allá de las experiencias de asistencia a la conducción, existen otras aplicaciones de la IA que ya se están dando en los vehículos. Es el caso del mantenimiento predictivo. A partir de sensores y análisis de datos, los vehículos pueden monitorizar el estado de los componentes y predecir posibles fallos, problemas o errores así como recomendar reparaciones o revisiones en función del estado de los componentes. De este modo, el propietario del vehículo puede optimizar las entradas en taller y reducir el riesgo de averías graves.

Optimización de rutas y tráfico

Por último, otro de los usos que más beneficios está aportando ya a día de hoy a los conductores es el análisis de datos de tráfico. El procesamiento de la información viaria en tiempo real permite optimizar las rutas mediante los navegadores inteligentes que ya traen incorporados la mayoría de vehículos nuevos. La coordinación de semáforos, el flujo de tráfico o la necesidad de encontrar estaciones de carga en el caso de los coches eléctricos son datos que se cruzan con la información de navegación para generar rutas óptimas para cada viaje.

En conclusión, como hemos visto la inteligencia artificial está transformando la industria del motor, haciendo que los coches no solo sean más inteligentes sino también más seguros. Aprovecha esta innovación y asegura tu coche con nuestro seguro de coche, para mantenerlo protegido en la carretera del futuro.

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