Es un día de calor. Subes al coche, enciendes el aire acondicionado y, en lugar de recibir un poco de aire fresco, te sorprende un olor desagradable. Esto es más habitual de lo que pensamos y, aunque las razones son varias, algunas de ellas se pueden evitar con solo realizar un mantenimiento correcto del sistema de climatización. 

Asimismo, los detonantes de este contratiempo suelen ser la suciedad del filtro de polen y la obstrucción del conducto del aire. El primer caso es consecuencia de todas las partículas que quedan atrapadas en el filtro, por lo que se recomienda cambiarlo anualmente, sobre todo antes de que comience la primavera. La sustitución es barata y se realiza en cuestión de pocos minutos, pero como su localización no es tan accesible como el filtro de motor, por ejemplo, muchas veces hay que ir al taller para realizar el cambio.

El segundo caso, la obstrucción del conducto del aire, provoca que el gas que circula por los conductos refrigerantes no se evacúe correctamente, almacenándose humedad en los cables. Al quedar esta en reposo, el moho y las bacterias emergen. Y al encender el aire, las partículas son expulsadas al habitáculo.

Si se detecta mal olor es importante buscar el origen y subsanar el problema, ya que no solo es molesto para el conductor y el resto de viajeros, sino que estar respirando de forma continua este aire puede provocar alergias.

¿Cómo se elimina el olor?

Si se determina que el olor viene del filtro de polen, la solución es sustituirlo. Sin embargo, si es debido al bloqueo del tubo, existen en el mercado productos bactericidas con los que poder limpiar los conductos en profundidad. Más allá de aplicar estos desinfectantes, que actuarán en el interior del sistema, es importante limpiar los filtros de aire, así como el interior del habitáculo, haciendo hincapié en los residuos que pueden quedar atrapados en las tomas de salida del aire acondicionado. Para ello se puede utilizar un pincel, lo que nos permitirá acceder a todos los rincones.

La Dirección General de Tráfico (DGT) también da algunas recomendaciones al respecto y aconseja deshumedecer el coche. Para lograrlo se deberá activar la calefacción durante cinco minutos. En este lapso de tiempo no debe permanecer nadie dentro del coche y las puertas y ventanas deberán estar cerradas. Pasados los cinco minutos, se procedería a limpiar las rejillas y, después, deberíamos activar el aire acondicionado a su máxima potencia otros cinco minutos más. De nuevo, con las ventanillas cerradas y sin personas ni animales dentro.

El último paso sería ventilar bien el coche.