RutaRACC: de Barcelona a Sitges
Por: RACC Blog
En esta ocasión hacemos una corta ruta desde Barcelona hasta Sitges, con un compacto urbano como es el Skoda Fabia, ideal para trayectos cortos y con mucha versatilidad.
El coche
Con una longitud de solo 3,99 metros, el pequeño hatchback de la marca checa es un vehículo eminentemente creado para el tráfico urbano y los pequeños trayectos, que hacen del primo del Seat Ibiza uno de los vehículos más versátiles del mercado en estos momentos. El paso adelante dado hace unos años por la marca del grupo alemán, le convierten en un punto medio entre Seat y Volkswagen, pero que nada tiene que envidiar a sus compañeros de segmento como el Polo o el Ibiza. Un coche que hace bueno el eslogan de la marca –”Simply Clever” (simplemente inteligente)- con un diseño y una funcionalidad sorprendentes.
Con motorizaciones de gasolina que van desde los 60 a los 110 cv y de los 75 a los 120 en las versiones TDI, Skoda ha dotado de tres carrocerías al modelo, entre las cuales destacan la Combi y la Scout, un break dirigido al público más aventurero.
En este caso, nos ponemos al volante del modelo de 1.000 cc y 110 cv (81 kw) en el acabado Ambition y cambio automático de siete velocidades DSG.
Barcelona
La Ciudad Condal es nuestro punto de salida. A Barcelona llegamos en anteriores Rutas RACC procedentes de la Costa Brava y de la Costa del Maresme, y en esta ocasión visitaremos el Castillo de Montjuïc, espacio que se ha convertido en un centro cultural desde que el Ayuntamiento de Barcelona consiguiera su gestión en 2007. Fortificado por primera vez en 1640, fue castillo en 1694 y tomó la actual forma cien años más tarde.
El Mirador del Aeropuerto
Desde la zona más próxima de estacionamiento salimos en dirección al aeropuerto de Barcelona, en que visitaremos el Mirador de aviones de El Prat, un espacio donde los aficionados a la aeronáutica, spotters o, simplemente, curiosos disfrutarán del aterrizaje de los aviones.
Para llegar, entramos en la Ronda Litoral (B-10) dirección sur, para coger la salida 18 y enlazar con la C-31.
En esta vía, después de cruzar el río Llobregat, salimos por la 194B y por la Ronda Llevant (B-250) enlazamos en dirección al cementerio de El Prat, y una vez superado este, llegaremos al Mirador del Aeropuerto de El Prat, una zona acondicionada para los forofos a la aviación y en la que se puede pasear y circular en bicicleta viendo como aterrizan los pájaros de hierro sobre el asfalto pratense.
Castelldefels
Desde el Mirador, regresaremos hasta llegar a la B-203, a la zona de Las Palmeras, bordearemoso el aeropuerto y volveremos a la C-31, por donde nos dirigiremos a Castelldefels.
Este municipio de 67.000 habitantes se ha convertido en un centro urbano, desmarcándose de antiguos tópicos, desde la popularización de los vehículos a motor en las décadas de los 50-60 del siglo pasado, cuando se convirtió en el principal centro de vacaciones de los barceloneses.
Con una extensa oferta turística y deportiva, la ciudad del Baix Llobregat es reconocida por los cinco kilómetros de playa de arena fina, que van desde Gavà hasta el puerto deportivo de Port Ginesta.
Santuario Budista
Desde la salida de Port Ginesta, subimos por la urbanización Rat Penat para tomar la antigua carretera de Castelldefels en dirección a Olivella, donde encontraremos el monasterio budista Sakya Tashi Ling, un centro de paz en el centro del Parque Natural del Garraf, un espacio natural protegido de 12.400 hectáreas.
Por la revirada carretera –por la que es mejor ir sin prisa– llegamos al monasterio budista, que podremos visitar los sábados, domingos y festivos en horarios convenidos. Durante el viaje podremos disfrutar de la inmensidad del Parque Natural y la tranquilidad de un lugar desde donde podemos divisar el mar Mediterráneo en todo su esplendor.
El Garraf
Desde la localidad de Olivella, después de visitar el centro, volveremos a deshacer los kilómetros recorridos y enlazar de nuevo con la C-31, en un tramo más conocido popularmente como ‘las curvas del Garraf’.
Llegados a esta pequeña localidad, llama la atención encontrarse con un edificio modernista diseñado por Antoni Gaudí, perteneciente a la familia Güell. Las bodegas, construidas al amparo de su mecenas Eusebi Güell, vieron el cambio de siglo estando en construcción (1895-1901), para permanecer como una de las dos figuras más icónicas de esta población, junto con la playa de Les Casetes.
Este pequeño trozo de 380 metros de playa nos transportará a los primeros años del siglo XX, con las restauradas casetas de madera de los pescadores como vestigio de un tiempo en el que el mar se usaba para trabajar y cuando la vida era mucho más dura en las poblaciones de la costa.
Sitges
Por la misma C-31, pasada la desaparecida villa de Vallcarca –junto al lugar que ocupa la actual fábrica de cemento– llegamos a Sitges, localidad de 29.000 habitantes, conocida por el turismo, su carnaval y el Festival de Cine Fantástico, entre otros.
La oferta de actividades en Sitges es muy variada. No se puede obviar la visita al núcleo antiguo y el Paseo Marítimo, la imagen más reconocida de la villa costera.
La iglesia de Sant Bartomeu i Santa Tecla (s. XVII) al lado del mar y las olas rompiendo junto al espigón, es seguramente la imagen más icónica de Sitges, villa modernista por excelencia que acogió a artistas como Santiago Rusiñol, Ramon Casas o Miquel Utrillo.
La influencia de los indianos o ‘americanos’ queda patente en la figura de la Casa Bacardí, un museo permanente ubicado en el mercado viejo de la población en honor a Facundo Bacardí, nacido en Sitges el 1814 y emigrado a Santiago de Cuba, donde fundó la conocida marca de bebidas alcohólicas.
La ruta en imágenes