¿Somos más agresivos al volante?

Por: RACC Blog

El último vídeo viral sobre agresividad al volante nos muestra al conductor de un turismo que, en apariencia, atropella conscientemente a un motorista con el que parece mantener una discusión.

Cualquier reflexión sobre estas imágenes debe ponerse en condicional porque se desconoce qué sucedió anteriormente y qué llevó al conductor a arrollar al motorista. Sin embargo, este nuevo ejemplo sí sirve para reflexionar brevemente sobre los riesgos de determinadas actitudes mientras se conduce un vehículo.

Cuándo somos agresivos al volante

No es necesario llegar a los límites de la agresión física para que una actitud agresiva al volante genere situaciones de riesgo en calles y carreteras. Probablemente todos los conductores hemos presenciado situaciones de conflicto entre otros conductores –o las hemos protagonizado nosotros mismos– o entre conductores y peatones. Y entre las “situaciones de conflicto” podemos incluir desde la agresión física entre personas a la discusión verbal o gestual, o el uso brusco del vehículo para acosar a otro conductor (conduciendo demasiado cerca, adelantándolo bruscamente, bloqueándolo…).

Un estudio de el Instituto Universitario de Investigación de Tránsito y Seguridad Vial de la Universidad de Valencia (INTRAS), puso cifras a estos comportamientos con unos resultados inquietantes. Por ejemplo, entre las conductas más “leves” recogía que un 74% de conductores españoles había insultado en alguna ocasión a otro usuario o un 26% había adelantado bruscamente para intimidar; entre las más graves, señaló que 3 millones de conductores circulan con un alto nivel de agresividad y más de 105.000 pueden considerarse “violentos viales”.

Las causas de estos comportamientos son muy variadas, pero se relacionan principalmente con el estrés, reforzado por la reacción a la actitud de otros conductores y por la sensación de anonimato e impunidad que ofrece el vehículo.

Cómo evitar la agresividad

Los consejos son de lógica común… A los ya conocidos de descansar convenientemente y preparar bien el desplazamiento (especialmente en viajes largos), para intentar evitar situaciones de riesgo por agresividad debe añadirse:

  • Avisar si se va a llegar más tarde para evitar la ansiedad por la prisa.
  • Evitar coger el coche después de una discusión.
  • Ignorar las conductas agresivas de otros conductores.
  • Evitar situaciones de conflicto en el interior del propio vehículo (discusiones de pareja, disputas con los niños, etc.).
  • Ser autoconsciente de la propia actitud y tratar de reconducir la sensación de ira o nerviosismo. Ya sea deteniendo el vehículo para descansar o respirando profundamente.

Rememorando aquella histórica campaña de tráfico del “Si bebes, no conduzcas”, podríamos también concluir que “Con nervios, no conduzcas”.