Hace unos días se disputaron los primeros test de F1 2016 en el circuito de Jerez, una temporada que ha introducido muchos e importantes cambios y novedades.

Uno de ellos es el motor que ahora es un seis cilindros en V, turbo, de 1.600cc y 8 velocidades. Otra de las novedades es el ERS (Energy Recovery Systems) basado en el sistema KERS ya conocido (introducido en 2009) y que aporta un potencial diez veces mayor.

El nuevo ERS incluye dos sistemas de recuperación de energía: la primera unidad MGU-Kinetic y la segunda MGU-Head, además de un elemento de almacenaje. El conjunto del ERS transforma la energía mecánica y el calor (de los frenos y los escapes) en energía eléctrica y también al contrario, aportando al acelerar unos 120kW (o sea unos 160cv extra) o el equivalente a 33 segundos por vuelta. La segunda unidad está conectada ahora al turbo que convierte el calor de los escapes en energía eléctrica. Esta energía puede ser utilizada a las ruedas motrices o ser almacenada, con un límite de potencia acumulada.

Para almacenar esta energía residual los F1 disponen de baterías de última generación. La respuesta a la pregunta inicial es sí, pero lejos del concepto clásico que los automovilistas tenemos, sobre todo cuando se descarga y tenemos que llamar al servicio de asistencia del RACC para que nos la cambien.

Por Jordi Mateu