Black Friday: estafas y qué hacer ante ellas
Realizar compras online es algo que está a la orden del día. Algunos optan por esta opción ya que así se ahorran las colas, otros por la comodidad de que llegue a casa el pedido y otros también apuntan a que en las webs suele haber más promociones que en las tiendas físicas.
Ahora que se acercan las fechas navideñas, es común que estas compras online aumenten. Y el Black Friday da ese pistoletazo de salida.
Una fecha que también está marcada en rojo para los ciberdelincuentes. Por ello, si siempre hay que tener cuidado a la hora de comprar por internet, estos días hay que ir con una mayor precaución.
En líneas generales, hay que evitar todos los enlaces que sean sospechosos, no acceder a webs desconocidas, descargar las apps solo de sitios oficiales, usar contraseñas fuertes y desconfiar de las ofertas que sean extremadamente llamativas.
Pese a aplicar estas recomendaciones, no se está exento de caer en las redes de los delincuentes y existe el riesgo de comprar en una web pirata que consiga suplantar nuestra identidad. O también es posible que el vendedor no cumpla con la venta y no entregue el producto, no realice la devolución o no informe de la falta de stock, por ejemplo.
¿Qué te pueden pedir en una compra por internet?
Los datos normales que te pedirá el vendedor son el nombre, apellido, DNI y dirección donde se quiera recibir el pedido.
A la hora de hacer el pago, tanto si es a través de tarjeta de crédito o de débito, se solicitará el número de la tarjeta, el nombre del titular de la misma, la fecha de vigencia y el código de valor de validación (CVV).
Rellenados estos campos, la entidad bancaria enviará al comprador un mensaje de confirmación de la compra. Una vez aceptada, la compra se habrá realizado. Este paso es importante tenerlo en cuenta, ya que las plataformas de pago seguras cuentan con esa doble autentificación antes de realizar el cobro.
Tipo de estafas
Hay infinidad, pero dos de los términos que más se escuchan actualmente son el phishing y el smishing. En ambos casos son mensajes que se reciben de entidades que parecen fiables (bancos, instituciones públicas, redes sociales…) con el fin de robar información privada o realizar un cargo económico.
Mientras que el smishing se realiza a través de SMS, el phishing se da más a través de correos electrónicos o sitios web fraudulentos y, además, persigue que la persona estafada comparta datos confidenciales, como pueden ser claves o contraseñas.
Los ciberdelincuentes utilizan direcciones y páginas prácticamente iguales a las originales, por eso hay que estar atentos a los detalles como puede ser el nombre (que esté bien escrito) o la extensión o dominio. Otra recomendación es consultar directamente la página oficial en lugar de hacer clic en el enlace que se proporciona y, sobre todo, las alertas deben saltar cuando pidan datos confidenciales.
Me han estafado, ¿ahora qué?
Lo primero que hay que hacer es conseguir aunar todas las pruebas que se tengan para demostrar que hemos sido víctimas de una estafa o fraude. Para ello, puede ser de gran ayuda recopilar todas las conversaciones por escrito que se hayan mantenido con el vendedor, capturas de pantalla donde se aprecie el anuncio fraudulento, demostración gráfica del nombre de la web…
Por otro lado, debemos avisar a nuestra entidad bancaria de la situación y pedir todos los datos que puedan tener de la cuenta bancaria de destino.
Con todo recogido, ya se podrá poner una denuncia, bien en una comisaría de la Policía Nacional, en la Guardia Civil o acudiendo al juzgado de instrucción de huardia. Una vez realizado este trámite, se iniciará una investigación judicial.