Cómo podemos limpiar un aire acondicionado

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Junio, día de altas temperaturas. Te decides a encender tu aire acondicionado, pero no funciona. Te preguntas por qué, si el verano pasado iba perfectamente. Viene un técnico y te dice que la suciedad se ha acumulado en los diferentes componentes de la máquina y que esto afecta a su puesta en marcha.

Para no verte en esta situación, lo recomendable es dedicarle unos minutos a la limpieza de tu aparato de aire acondicionado. Una tarea que se debería hacer dos veces al año: una cuando ya no se vaya a utilizar más (finales de otoño) y otra en las semanas previas a la utilización.

A continuación, detallamos cómo se debería limpiar cada una de las piezas para conseguir que funcione correctamente y, también, para alargar la vida del aparato.

Limpieza del filtro

Cuando vayamos a manipular un aparato que esté conectado a la luz, lo primero que tenemos que hacer es desenchufarlo de la corriente para poder trabajar sin peligro. Una vez hecho esto, abriremos la tapa que hay en el interior y retiraremos el filtro con sumo cuidado para que no se rompa.

Los filtros pueden ser de carbón activo o de nailon. Su composición marcará su limpieza. En el primer caso, los filtros no se pueden mojar, por lo que bastará con aspirar el polvo. Mientras que, si son de nailon, el filtro se limpiará con agua templada y jabón.

Limpieza de la parte exterior

La carcasa del aire acondicionado se limpia con un paño húmedo y jabón. Una vez pasado este trapo, se aclara y se seca.

Limpieza del desagüe

Para acceder a este, hay que desatornillar la carcasa. Solo así se consigue llegar a la bandeja del desagüe. Para extraerla hay que estirar hacia afuera. Este elemento puede contener agua, por lo que, para evitar que caiga al suelo, es mejor colocar un cubo. 

Con la bandeja del desagüe ya en nuestras manos, limpiaremos con un estropajo aquellas zonas donde haya una acumulación de suciedad. Posteriormente, la aclararemos y secaremos antes de volver a colocarla en el interior del aparato del aire acondicionado. 

Limpieza del compresor y el condensador

El compresor y el condensador suelen ser dos de los componentes que más suciedad acumulan, ya que, normalmente, están en el exterior. Por eso no debemos olvidarnos de su limpieza.

Para limpiar el compresor, si llegamos a él fácilmente, primero quitaremos la suciedad del exterior. A continuación, se retira toda la carcasa y, con un paño húmedo, se limpian todas las partes que hay en su interior.

Si el compresor está en el exterior y en una zona complicada para acceder, lo mejor será llamar a un especialista para que realice esta tarea.

En cuanto al condensador, el procedimiento es similar: quitar el polvo con ayuda de un aspirador y pasar un trapo húmedo por las bobinas, placas de la cubierta y rejillas. Se aclara y se seca bien. 

En ambos casos, se recomienda que, una vez limpios, no se encienda el aire hasta pasado un día.

Limpieza de las rejillas

En algunas casas encontramos rejillas en las habitaciones por donde sale el aire frío. Estos conductos deben mantenerse limpios para que la suciedad no obstruya dicha salida. ¿Cómo se limpia? Muy fácil. Se desmontan las rejillas y se quita el polvo. Después, hay que dejarlas en remojo con una mezcla de agua y jabón neutro. Cuando la suciedad se haya desprendido, las aclaramos y las secamos.

Limpieza del mando

Como último componente del aire encontramos el mando, ese aparato con el que regulamos la temperatura, la velocidad y la posición. Para eliminar las bacterias que se puedan acumular en él bastará con pasar un trapo húmedo con jabón. Pero, si queremos ir más allá y limpiar el interior, utilizaremos un algodón impregnado de alcohol.