Recomendaciones para hacer frente a la ola de calor
En los últimos años, estamos viendo como cada vez los veranos son más calurosos. Alcanzar los 40°C ya no es solo cuestión de vivir en el sur. El año pasado, estas altas temperaturas llegaron también a países de Europa, donde su media estival está alrededor de los 30°C. Cuando esto sucede, es habitual oír hablar de la llegada de las olas de calor y de las recomendaciones para hacer frente a estas temperaturas, que, sin duda, pueden poner en riesgo la salud de las personas.
Por ello, es importante saber que hay colectivos que son más vulnerables que otros y que, por lo tanto, deben protegerse más. Entre ellos están:
- las personas mayores,
- los niños, especialmente los menores de cuatro años,
- los enfermos, siendo más sensibles aquellos que toman una medicación crónica,
- personas con diversidad funcional,
- las mujeres embarazadas,
- las personas que trabajan al aire libre en actividades físicas.
Los efectos que puede suponer estar expuesto a las temperaturas excesivamente elevadas son variados: desde notar calambres o agotamiento, pasando por una deshidratación o un desvanecimiento por un golpe de calor.
¿Cómo protegerse de una ola de calor?
Inevitablemente, no podemos hacer que el tiempo refresque un poco más o que un día soleado sea menos caluroso, pero sí que podemos variar algunos hábitos para protegernos de una ola de calor.
- En la medida de lo posible, hay que evitar salir a la calle en las horas de máximo calor, es decir, entre las 12 h y las 18 h. Esta franja es especialmente conflictiva para aquellas personas que son consideradas de riesgo.
- Aumentar la ingestión de líquidos. Hay que beber incluso cuando no se tiene sed, priorizando el agua y los zumos de fruta y apartando las bebidas azucaradas, alcohólicas o con cafeína.
- Incorporar cambios en nuestra dieta también ayuda a combatir el calor. Suprimir las comidas copiosas y calientes por otras más frescas, en las que predominen las verduras y las frutas, es lo más recomendable. La razón es que con estos productos se pueden recuperar las sales que se pierden a través del sudor. En cuanto a la cantidad, es mejor comer poco y varias veces al día. Y cuando los alimentos vayan a tardar en ser consumidos, se deberán guardar en el frigorífico para que se conserven en buen estado.
- Vestir con ropa ligera y calzado transpirable: llevar tejidos ligeros, holgados y con colores claros ayuda a reducir el calor corporal. También es aconsejable cubrir la cabeza con algún sombrero o gorra y proteger los ojos con gafas de sol.
- Durante el día, es mejor tener las persianas bajadas y las ventanas cerradas con el fin de evitar que entre el calor. Para huir de este, también es bueno instalarse en las habitaciones más frescas. Será durante la noche cuando se abran las ventanas para refrescar y ventilar el hogar.
- Reducir la actividad física: hacer esfuerzos físicos, y más si es sometiendo el cuerpo a una alta temperatura ambiente, no es una buena idea. Por eso, hay que evitar hacer ejercicio en las horas centrales del día y es aconsejable bajar la intensidad de los ejercicios.
- Favorecer los descansos en la sombra o en espacios con climatización.
- No dejar dentro del coche a niños, ancianos o mascotas. La temperatura en el interior del vehículo es superior a la que puede haber en la calle, por lo que sufrirán más que si estuvieran fuera.
¿Cómo reacciono si veo que alguien está sufriendo un golpe de calor?
Como hemos mencionado anteriormente, las altas temperaturas pueden afectar a nuestra salud sufriendo golpes de calor. Algunos de los indicadores que pueden alertar de que se está viviendo uno son tener náuseas, mareos, temperatura corporal elevada, dolor de cabeza o un pulso fuerte. Dependiendo de la gravedad, se puede llegar al desmayo. Por eso es muy importante saber qué hacer en caso de ver que alguien está teniendo un golpe de calor.
- Lo primero que hay que hacer es contactar con la asistencia sanitaria. Recuerda que en el RACC ofrecemos un seguro de salud para que estés siempre protegido ante cualquier necesidad.
- Mientras llegan los sanitarios, hay que airear a la persona, retirando la ropa si esta le aporta calor o impide que le llegue bien el aire.
- Deberemos refrescar el cuerpo con agua fría o hielo, haciendo hincapié en zonas como el cuello o la nuca. No se recomienda meter a la persona directamente en la bañera para bajar la temperatura, mejor ir por zonas.
- Si está consciente, hay que ofrecerle abundante agua.
- En caso de que la persona no esté consciente, jamás se le dará agua, pero sí que habrá que tumbarla de lado con las piernas flexionadas.