La afición por la moto es algo irracional, pasional e instintivo. Puede que venga de cuna, con unos padres comprensivos y aventureros como son los míos. Así es más fácil e incluso puedes iniciarte con ellos, obedeciendo a la voz de la experiencia que te obliga a ir con casco integral y bien equipada en todo momento. En otras ocasiones, como ocurre con otras tantas compañeras de rutas con las que coincido, es fruto de un sueño propio que ha conllevado más de una discusión en casa. Sin embargo, ese desafío suele acabar en un retraso de lo inevitable: la primera moto. No sé cuál es tu caso, pero el mío son unos miles de kilómetros a lomos de las dos ruedas, muchos de ellos realizados por las preciosas, reviradas y exigentes carreteras de Cataluña. En este blog trataré de mostraros las mejores màquinas para cada ocasión, aprovechando para dar una pincelada sobre la novedad que probaremos cada jornada.

Puedes seguir la ruta también en las RRSS del ClubRacc.

La primera de las escapadas que os planteo es la más fácil, y en ocasiones desconocida, para un urbanita que resida en Barcelona. Vivir en la capital catalana tiene sus ventajas, pero también supone un tiempo de más para encontrar las primeras curvas, sin tráfico. Por suerte, con la BMW S1000R los metros se recorren en un santiamén.

La S1000R fue nuestra compañera en esta primera ruta.

En un primer momento, jugando con su pantalla de instrumentación TFT de 6,5 pulgadas, luego dejas de obnubilarte por su tecnología y centras tu atención en la lineal respuesta del puño del acelerador. Bien sea por su funcionamiento eléctrico, o por la dulzura del bloque tetracilíndrico de 165 CV, sabes que lo vas a pasar bien el resto de tu vida. En este caso, el resto de la breve y divertida escapada cerca de Barcelona.

Me imagino uno de esos días de teletrabajo en los que has solucionado tus asuntos en pocas horas. Tienes un tiempo con el que no contabas y, tras una mañana de estrés, la moto se convierte en la aliada perfecta para desconectar. Por suerte, Gavà está solo a 20 kilómetros y desde allí sale la primera de las rutas que os propondremos en este blog. Curvas de todo tipo, apenas unos metros en línea recta y un final mítico para los moteros catalanes como es el pantano de Foix. ¡Arrancamos una nueva temporada de las RutaRACC en moto!

Poca vía rápida

Pese a ser una mil, es dócil y progresiva.

Las motos están hechas para las curvas. Ese mantra sirve para “casi” cualquier modelo del mercado y debería encajar en el espíritu de cualquier motero. Existen excepciones, como siempre, pero este es un espacio para hablar de bosques, vistas increíbles y sensaciones únicas. El primer tramo hasta Gavà puedes realizarlo por la C32, a la que accedes desde las rondas o el centro de la ciudad, saliendo en la 48AB para incorporarte a la C-234. La idea es atravesar Gavà y sus numerosas rotondas hasta llegar a la gasolinera BP. Es un buen lugar para quedar con otros motoristas que se unan a tu ruta o llenar el depósito antes de salir, van a ser unos cuantos kilómetros.

Con el trabajo hecho ponemos rumbo a Begues en un primer tramo de curvas rápidas, muy bien asfaltadas pero con mucho tráfico. En la primera rotonda que da acceso al pueblo puedes tomar la primera salida y visitar el Mirador de Begues, abierto solo los fines de semana, pero con unas vistas que merecen esa parada.

Begues fue la primera parada, con su iglesia.

Si nunca has estado, no pierdas la ocasión de recorrer la calle principal y encontrar su iglesia de San Cristóbal. Eso sí, es posible que estén en pleno mercadillo frente a su fachada y deberás aparcar unos metros más allá en un parking habilitado.

Si lo tuyo son las curvas, preferirás pasar de largo e ir por faena. De Begues a Avinyó Nou hay unos 16 kilómetros que empiezan a ser divertidos al dejar atrás el Restaurant Can Cargolet, donde he comido alguna vez y tiene una relación calidad-precio buena, además de un descampado enorme justo enfrente para dejar las motos. No es la hora de comer todavía, así que empezamos las curvas.

¿Es una naked o un caza?

La S1000R invita a correr, toda ella es deportividad.

Esta carretera la utilizo habitualmente para probar las motos. La conozco y sé sus puntos fuertes, así como las curvas más complicadas. Se combinan giros cerrados con algún que otro vértice abierto, todos ellos rodeados de bosque denso que forma parte de Ordal. Durante muchos kilómetros no tiene guardarraíl, así que la precaución es lo primero. Más aún cuando atraviesas zonas urbanizadas como Olesa de Bonesvalls. Vas a disfrutar, te lo aseguro. El asfalto es viejo, pero tiene buen agarre, con muy poco accidente o grieta, excepto alguna raíz de pequeño tamaño.

Es, sin duda, el lugar ideal para poner a prueba las capacidades de esta BMW S1000R. Es una naked de proporciones musculosas en el frontal y colín afilado en una colocación ciertamente agresiva. El subchasis a la vista concede ligereza al conjunto y la hace confiable, a la par que deportiva.

Mide 830 mm hasta el asiento, suficiente para mi 1,60 m de alto.

Con una altura al suelo de 830 milímetros, es algo pequeña para grandes pilotos, no así para los más bajitos. En mi caso, y con 1,60 metros de alto, llegaba con una punta del pie, pero apenas alcanzaba a tocar con ambos a la vez. Por suerte, el reparto de pesos es equilibrado y el arco estrecho para jugar colocando las nalgas a un lado u otro.

Una vez en marcha eso es lo de menos. No así su bien dotada parte ciclo, con horquilla invertida de 45 mm de diámetro, cartuchos cerrados y 120 mm de recorrido, ajustable en todos los parámetros. El monoamortiguador de 117 mm de recorrido también es regulable, pero da su mejor versión estando algo duro.

La frenada de la S1000R fue una de las más gratas sorpresas.

La firmeza y aplomo del conjunto hizo que cogiera confianza en un abrir y cerrar de ojos, entrando en curva con una facilidad y una ligereza pasmosa que incluso asustaba.

La frenada es lo que más me gustó y sorprendió, en un primer momento, con doble disco de 320 mm y pinzas radiales de cuatro pistones, el de atrás es de 220 mm. Apenas recurrí a este último, que suele servir como timón para entrar pero no era necesario ante la increíble progresión y estabilidad del delantero. La electrónica también tiene lo suyo, con sistema ABS Pro en curva.

Parada a respirar y algo de nacional

En el aeródromo de Avinyonet podrás parar a tomar algo.

El amor por la BMW S1000R me estaba dejando sin aire y sin consciencia. De vez en cuando es necesario parar y tomar el control de las emociones, que pueden jugarnos malas pasadas. El Aeródromo de Avinyonet es un buen lugar para este pit-stop, con un bar pequeño pero un espacio grande para aparcar motos y disfrutar de las vistas de su pista de aterrizaje e incluso Montserrat de fondo. Si te animas, siempre puedes apuntarte a uno de sus cursos de pilotaje, por poco más de 1.500 euros por 10 horas de vuelo y formación teórica.

Seguimos en marcha para retomar un poco de la nacional N-340 dirección Vilafranca del Penedès. No llegaremos porque en la segunda rotonda tomaremos la tercera salida dirección Sant Pere de Ribes (l’Arboçar/Olivella) por la BV-2415. Es la parte más aburrida de la ruta, también de las menos transitadas, así que servirá para seguir probando los modos de conducción de la S1000R y los petardeos que aparecen en el Dynamic Pro con una entrega radical de la potencia.

La confianza en la S1000R va surgiendo poco a poco, corre mucho.

Son, como decía, 165 CV a 11.000 revoluciones por minuto con 114 Nm de par sobre las 9.250 rpm. Es, por tanto, una moto de altas vueltas pero que estira deliciosamente y sin fin. Es más, tendrás que dejar de acelerar demasiado pronto, si no quieres acabar con cartas desagradables ante tu puerta en cuestión de semanas. Las prestaciones son: de 0 a 100 km/h en 3,2 segundos y una velocidad máxima de 250 km/h con un consumo medio de 6,2 litros a los cien. Datos que no pudimos comprobar.

Al cruzar Olivella permaneceremos en la BV-2415 para luego girar a la izquierda en la BV-2111 sin apenas notar que te estás desviando. Si al llegar a Sant Pere de Ribes vas con tiempo, no pierdas la oportunidad de recorrer las rápidas curvas de la C-15B dirección Canyelles.

El pantano de Foix

La ruta nos llevó al castillo de Castellet.

Esta ruta se puede realizar en menos de dos horas sin parar, por lo que puedes aprovechar para tomar un refrigerio y descansar. Nosotros paramos a comer en ese pueblo, repleto de turistas ingleses que pasan para visitar su castillo. La Taberneta Ca la Ingrid es 100% recomendable por su producto de calidad, buena cantidad y trato afable de su servicio. Además, podrás aparcar las motos sin problemas para tenerlas a la vista.

Con café en vena retomamos dirección Vilanova i la Geltrú para enlazar otro corto tramo de vía rápida por la C-31 dirección Cubelles. Tendrás que salir en la BV-2115 en dirección L’Arboç y desde ahí todo será recto, pasando por el icónico camping Vilanova Park con años de historia y muchas familias en sus parcelas, piscina y bungalows. Pasarás dos rotondas rectas y vuelven las curvas, están mejor asfaltadas pero también son más traviesas.

Al castillo se accede por unas cuestas complicadas.

La confianza en la BMW S1000R era plena, también el conocimiento de una carretera mítica como es la del pantano, de Foix. Miles y miles de aficionados pasan por allí día sí y día también. Incluso se ha convertido en una de las primeras vías que han probado un sistema del Servei Català de Trànsit para que los moteros no se introduzcan en el sentido contrario. Lo intentan mediante unas líneas horizontales a la dirección en el interior de la curva que, cuando las ves por primera vez, pueden llegar a despistar.

El pantano de Foix y su color verdoso habitual.

Las aguas de este embalse, porque realmente es eso, tienen siempre un color verdoso muy desagradable. Según un artículo de El Periódico, esta contaminación otorga refugio a algunas aves, pero debe ser remediada antes de 2027 bajo una normativa de la propia Unión Europea. La Fundación Abertis cuenta con apoyo financiero para esta función de limpieza, algo que ayudaría a mejorar notablemente las vistas desde el bonito castillo de Castellet.

Hasta lo alto del pueblo se accede por unas callejuelas muy inclinadas y de superficie peligrosa en caso de humedad o lluvias. Eso sí, vale la pena acceder a él justo por la esquina previa al restaurante El Barretet. Allí realizamos la sesión fotográfica a esta agraciada naked de espíritu deportivo con razones más que suficientes para convertirse en tu unidad única, bien sea para el día a día pero también para una jornada de track day sin límites. No me quiero olvidar de remarcar la importancia de la equipación en cualquier tipo de ruta, también en una de última hora y con clima agraciado. En este caso, corrió a cargo de Spidi para la ropa.

La equipación es una regla insalvable de los moteros.

Chaqueta Spidi Rock
Pantalones de tejido tipo leggin
Guantes impermeables de invierno

Scorpion nos cedió su casco R1 Air con decoración inspirada en el campeón de MotoGP Fabio Quartararo.