Cómo circular por una rotonda con carril-bici
El auge del uso de bicicletas y patinetes sigue transformando el paisaje y la configuración de nuestras ciudades. El cambio más evidente es la instalación de carriles bici, de características diversas (segregados o no segregados, de sentido único o de doble sentido, etc.). Creados inicialmente para ofrecer un entorno de circulación más seguro para las bicicletas, estos carriles acogen también hoy a los usuarios de patinetes eléctricos, el vehículo de movilidad personal más popular.
Otra infraestructura que, poco a poco, empieza a llegar a nuestro país es la llamada “rotonda holandesa”. Su definición es sencilla: una rotonda que integra un anillo exterior destinado a carril bici. El origen de su denominación tampoco esconde ningún secreto: los Países Bajos son la región que más ha desarrollado esta solución urbanística, en respuesta al uso masivo de la bicicleta por sus ciudadanos. Como sucedió en su momento con los carriles bici, todos los usuarios deben conocer las normas básicas de circulación por esta nueva tipología de rotonda, para que sea realmente segura para todos.
Elementos de una rotonda holandesa
Como decíamos, la principal novedad de la rotonda holandesa es que cuenta con un anillo exterior destinado a las bicicletas y los patinetes. Este anillo está segregado de los carriles centrales por isletas de aproximadamente un metro de anchura. Otra característica básica de estas rotondas es que se ubican pasos de peatones en todos los cruces entre la rotonda y sus vías de entrada, de modo que se garantiza también la circulación segura de los que se desplazan a pie.
El resto de elementos son los habituales en una rotonda, con una isleta central alrededor de la cual circulan los turismos, motocicletas, camiones y resto de vehículos a motor.
Es solo una cuestión de prioridad
Aunque parezca una nueva complicación en la circulación, las normas de circulación por las rotondas holandesas siguen los mismos criterios que se aplican en cualquier otra vía o rotonda convencional. Si no hay semáforos que las regulen, es solo una cuestión de prioridad, con las normas conocidas por todos: los peatones tienen prioridad sobre cualquier otro vehículo y las bicicletas y los patinetes tienen prioridad sobre el resto de vehículos.
En cuanto a la circulación por el interior de la rotonda, también aplican las normas habituales: tienen prioridad los vehículos que ya circulan en ella, ya sea en el carril bici como en los carriles centrales.
Máxima precaución y atención al entorno
Aunque debe prestarse atención en cualquier momento de la conducción, sí es cierto que las rotondas holandesas exigen un plus de precaución, al concentrar diversos colectivos de usuarios en una infraestructura nueva para la mayoría de ellos:
- Peatones: aunque tengan prioridad, deben prestar siempre atención a la llegada de cualquier vehículo y asegurarse que les ceden el paso.
- Ciclistas: deben detenerse en el paso de peatones en caso de que una persona esté cruzando o a punto de cruzar y, al entrar en el carril bici de la rotonda, ceder el paso a las bicis que circulen por él. Además, asegurar que son visibles para los vehículos de motor en los cruces de ambas vías. Al abandonar el carril, deberán detenerse de nuevo en el paso de peatones.
- Conductores: deben circular bajo la máxima de que el resto de usuarios tienen prioridad sobre ellos. Así, deben reducir la velocidad al aproximarse a la rotonda y detenerse en caso de que haya peatones cruzando o a punto de cruzar. Justo después del paso, encontrarán el carril bici, por lo que deben asegurarse también que no hay bicis circulando. Superado el carril bici, deberán comprobar que no hay vehículos circulando en los carriles centrales. En el interior, las normas ya conocidas: circular preferentemente por el carril interior hasta llegar a su salida y desplazarse al exterior para abandonar la rotonda. Es básico, más que nunca, señalizar bien cualquier movimiento.
Hasta la fecha, las rotondas holandesas son poco habituales en España. Entre las inauguradas en los últimos meses destacan las de Bilbao o Logroño. En el resto de Europa, destaca la Dutch-style roundabout de Cambridge. Su caso es interesante porque, además de ser la primera que se inauguró en el Reino Unido, se construyó después de una consulta popular.
Por último, y hablando de rotondas adaptadas a ciclistas, no está de más recordar la solución más avanzada arquitectónicamente: la Hovenring de Eindhoven, en la que el carril bici se eleva sobre la rotonda convencional mediante un espectacular sistema de cables.