Dos voces referentes de la radio hablan de la movilidad urbana

Jordi Basté y Josep Cuní son dos de los grandes de la radio, periodistas con una larga experiencia y una grandísima trayectoria de éxitos en los medios de comunicación, sin los que no puede entenderse la comunicación en nuestro país. Con ellos hemos querido hablar de la movilidad urbana, de cómo la ven, de cómo la comunican y de cómo la viven en primera persona desde una perspectiva de usuario.

Por Maria Josep Coral, jefa de Prensa del RACC.

¿Cómo os desplazáis por Barcelona? ¿Cómo valoráis la movilidad?

Jordi Basté: Yo empiezo a trabajar por la mañana, y por la mañana muy temprano, y tengo dos opciones. Primavera-otoño, bicicleta. Tengo el Bicing al lado de casa, son ocho minutos puerta a puerta hasta el trabajo. Cuando hace calor o frío, taxi. Y me parece muy bien sacar el coche de la ciudad, pero entonces hay que tener un sistema que me dé alternativas. Hemos empezado la casa por el tejado. Quizás deberíamos arreglar el problema de Rodalies, que es muy grande. ¿Alguien piensa que la gente va en coche a Barcelona porque tiene ganas de venir en coche, cuando le cuesta cuatro veces más que venir en tren?

Josep Cuní: Yo soy eminentemente peatón, pero creo que no se tiene en cuenta la movilidad de los ciudadanos en las horas que no son punta.
Sobre todo antes de las siete de la mañana, por ejemplo, y a partir de las diez de la noche. Yo me pregunto, ahora que vivo entre Madrid y Barcelona, ¿cómo es que el último AVE es a las nueve? ¿Cómo es que el último avión es a las nueve? Y el primero será mañana a las seis. O sea, a partir de las nueve de la noche ya
no se puede ir a Madrid ni volver a Barcelona.

J.B.: Y nosotros vivimos en Barcelona, sin embargo, por ejemplo, en los próximos días habrá un caos en la movilidad de Tarragona. Eso será muy grande,  porque estamos hablando de que la gente que viene de las Terres de l’Ebre, Tortosa y Tarragona en tren tendrá que coger un autobús hasta Sant Vicenç de  Calders y allí otro transporte. Puede ser caótico, pero no ha salido nadie a explicarles cómo será este caos. Y hay que tener en cuenta que la AP-7 tampoco es
una alternativa. Da la sensación de que a menudo se empieza la casa por el tejado y sin buscar consensos.

Jordi Basté: “El peatón no sabe por dónde le saldrá la bicicleta, el patinete eléctrico o el coche. El que va en coche no sabe por dónde saldrá el peatón, el patinete eléctrico o la bicicleta. Hay un desorden en movilidad en la ciudad muy preocupante”.

Josep Cuní: “En movilidad, cuando se estudian y se adoptan las medidas que deben aplicarse, se tienen poco en cuenta las consecuencias”.

Habéis mencionado la bicicleta. ¿Cómo veis el diseño y la implementación de los carriles bici en Barcelona? ¿Y la convivencia entre diferentes modos de transporte?

J.B.: Yo me muevo en bicicleta eléctrica. Hay zonas donde hay mucho carril bici y otras zonas donde no hay. Via Augusta, a las ocho de la mañana, se ha  convertido en un callejón sin salida. Y tienes otro problema en la Via Augusta cuando vas con el coche y te diriges hacia la plaza Molina: puedes bajar por  Muntaner, pero también creas otro callejón sin salida, porque han implementado una calle solo de bajada y otra recta. La ciudad vive en una desorganización muy preocupante entre los diferentes modos. El peatón no sabe por dónde le saldrá la bicicleta, el patinete eléctrico o el coche. El que va en coche no sabe por dónde saldrá el peatón, el patinete eléctrico y la bicicleta. Hay un desorden en movilidad en la ciudad muy preocupante.

J.C.: Si nos situamos en algunos de los carriles de L’Eixample de Barcelona, ahora te encuentras hileras de contenedores y, si tienes el parking allí en medio, te encuentras con que no tienes visibilidad para poder salir, porque, además, en la acera te han puesto una terraza de un restaurante. El riesgo de pasar por encima de un ciclista es grande, pero también el riesgo de chocar con otro coche por la falta de visibilidad. Creo que en movilidad se toman medidas a partir de circunstancias puntuales, poniendo parches, porque no hay una planificación a largo plazo.

¿Entonces, creéis que los problemas de movilidad son por la falta de consenso? ¿Por una falta de planificación integral de la movilidad?

J.C.: Es la consecuencia de la incapacidad que tienen los partidos políticos de establecer pactos entre ellos. Hay una falta de planificación a largo plazo, y no hay planificación, porque no hay consenso, porque si hubiera capacidad de consenso, la planificación sería más fácil. Lo mismo ocurre si hablamos de aviones, de carreteras o de ferrocarriles…

J.B.: Lo que no podemos hacer por sistema es que cuando llega uno cambie lo que ha hecho el otro… es decir, ¿el tranvía tiene que ir o no tiene que ir por la  Diagonal? ¿Ahora lo sacaremos o lo pondremos? Ahora pondremos más radares, pero, en cambio, ¿sacaremos otros? Entonces, la gente acabará necesitando un libro para que le expliquen cómo se debe circular por el país.

J.C.: Yo creo que otro de los problemas que arrastramos es que cuando se estudian y se toman las medidas, se tienen poco en cuenta las consecuencias. Y no hay hecho sin consecuencias. Nada es inocuo a la vida. Si yo beneficio a una calle como Consell de Cent, he escogido Consell de Cent. Por las razones que sean, de acuerdo. Sin embargo, puesto que beneficio a una calle determinada, seguro que estaré perjudicando a otra. Las discriminaciones, por mucho que queramos que sean positivas, siempre son negativas. Discriminas positivamente a alguien a costa de alguien más, que a partir de aquel momento pasa a tener muchos números para ser perjudicado.

Como usuarios, ¿somos lo bastante exigentes con las administraciones ante estas situaciones?

J.C.: No, en absoluto. Somos exigentes desde la barra del bar y llamando al programa de Basté o de Cuní. Pero no lo somos en los elementos que tenemos a nuestra disposición para ejercer nuestros derechos como ciudadanos. Si la Administración pública tiene que establecer los mismos baremos que el sector  privado, desde un punto de vista que sea rentable o que afecte al mayor número posible de personas, entonces siempre habrá una serie de personas que quedarán abandonadas a su suerte. Porque, como son una minoría, pues no hay que tenerlas en cuenta.

Vuestros oyentes muchas veces os escuchan cuándo están dentro del vehículo. ¿Los temas de movilidad les interesan?

J.B.: ¡Mucho! Cuando hay alguna incidencia, al margen del tema político, la gente se enfada mucho. Por mucho que tengas Google Maps, no llegas cuando deberías, con lo cual, aunque las aplicaciones son muy hábiles y van muy bien, la gente escucha la radio para saber si hay 10 o 15 minutos de retención, y si esta se encuentra en la B-23, en la B-40 o en la AP-7. Y lo mismo pasa cuando se trata de las incidencias con Rodalies, que es donde está el gran problema.

J.C.: Nuestro papel es explicar “por qué” pasan las cosas. Para explicar “el porqué”, necesitamos la connivencia de elementos como el RACC, que ayudáis muchísimo, porque más allá de las informaciones puntuales, hacéis reflexiones a partir de las medidas que se anuncian o que se aplican.

¿Y cómo veis en estos momentos el coche eléctrico?

J.B.: No hay facilidades para pasarse a la movilidad eléctrica. Primero, que no hay un lugar para aparcarlo. Que, por cierto, hay parkings que son auténticos  desastres… Eso es otra cosa que tampoco entiendo. Volviendo al coche eléctrico, hasta que no tenga un punto de carga aquí debajo que me tarde 10 minutos en cargar y que no tenga que sufrir… no me lo compraré. Yo creo que hay un problema con el coche eléctrico, y va en claro retroceso.

¿Creéis que los frenos son los cargadores, la autonomía y la asequibilidad…? ¿Los usuarios tienen suficiente conocimiento?

J.C.: Yo no tengo un coche eléctrico porque por la ciudad casi no circulo y entiendo que tiene una utilidad especialmente en zonas urbanas. No la tiene todavía para los largos desplazamientos, por sus limitaciones, aunque se haya avanzado mucho. Pero me cuesta entender la publicidad positiva que se le da a un  producto tan caro. Me parece una contradicción.

J.B.: Es un coche para las élites, para el que necesitas montar en casa un punto de recarga, que tiene una batería con una autonomía para unos cuantos  kilómetros… Personalmente, quizás optaría por un híbrido.

J.C.: El coche eléctrico, como su adjetivo indica, necesita la electricidad. ¿No se dispara el precio de la electricidad? ¿No hemos estado a punto del colapso por un problema de generación de electricidad? Entonces, ¿cómo se genera esta electricidad? Yo creo que volvemos otra vez a una cuestión básica, que es la pérdida del sentido común. El conocimiento debe socializarse y, de la misma manera que tristemente se socializan los intereses creados, las ideologías más perversas y  todas las mentiras, también debemos exigir que se socialice el conocimiento que se adquiere para facilitarnos una vida mejor, más cómoda y, sobre todo, más positiva.

Pero cuando se cuestionan algún tipo de medidas desde la vertiente técnica, hay grupos que salen en los medios y que hacen mucho ruido, aunque representan a colectivos muy pequeños.

J.C.: Hace unos cuantos años que nos dedicamos a la información y sabemos perfectamente qué supone tocar la fibra sensible de un microgrupo en relación con su hipersensibilidad respetable. Y a mí me gusta recordar que la democracia se define por ser el sistema en el que gobierna la mayoría respetando a la minoría.

J.B.: Y porque los extremos intentan ganar. Yo puedo hablar como peatón, yo puedo hablar como una persona que utiliza la bicicleta, yo puedo hablar como una persona que tiene coche privado y como una persona que utiliza el transporte público a través del taxi. Yo puedo hablar como todo eso. Y la ciudad en estos  momentos está muy desordenada.

A veces, vemos una tendencia en la que el conocimiento se ha sustituido por la ideología y el debate de los medios es más ideológico que científico. ¿Vosotros  creéis que esto puede cambiar?

J.C.: Yo lo veo muy difícil, porque las ideologías tienen su nicho de mercado, y eso es aplicación puramente del marketing y de cómo los partidos políticos solo piensan en las elecciones. Yo creo que solo podemos salir adelante si las formaciones políticas apuestan por un candidato que, de manera coyuntural, llegue porque tenga voluntad de cambiar de verdad las cosas.

Y, para finalizar, ¿qué percepción tenéis del RACC?

J.C.: Yo, como socio, muy positiva, porque cada vez que necesitamos la grúa, al cabo de mucho poco rato ya llega y, además, con un servicio fantástico.
J.B.: ¿Cuántas entidades de España tienen 800.000 socios?… Algo tendrá la casa cuando la bendicen, ¿no?

FOTOS: JORDI PLAY