Los retos del turismo y la movilidad urbana
Conseguir una movilidad segura, limpia y asequible en las ciudades requiere agilizar los desplazamientos de sus habitantes y de las personas que acceden a ellas a diario para trabajar, estudiar o realizar gestiones. En Barcelona hay que integrar, además, la movilidad de los turistas, que fueron 12 millones en el 2019 y que en
el 2023 podrían recuperar esa cifra. Con dos expertos, Eduard Torres, Presidente de Turisme de Barcelona, y Alfredo Serrano, Director de CLIA (Cruise Lines International Association) en España, hablamos de la importancia del turismo para la economía de la ciudad y de los retos que plantea en la movilidad y el urbanismo.
Barcelona es uno de los principales destinos urbanos de Europa, en viajes de ocio y de congresos y grandes eventos. El debate sobre cómo gestionar el turismo, que aporta un 15% del PIB de la ciudad, está más vivo que nunca…
Eduard Torres: La importancia del turismo ya no se discute, pero se tiene la percepción de que genera una serie de inconvenientes. Para combatirla, hay que centrar el debate en el dato: qué te da el turista y qué te quita, no quedarse solo en el impacto visual de miles de viajeros recién desembarcados subiendo a
pie por La Rambla.
Alfredo Serrano: La congestión turística se produce en lugares y momentos concretos que debemos identificar y resolver junto a las autoridades. Por ejemplo, los shuttle que trasladan a los pasajeros desde el muelle solo pueden finalizar en el World Trade Center. Estos caminan Rambla arriba y se genera una congestión que sería evitable si se autorizasen más puntos de descarga.
¿Hay riesgo de una turismofobia? ¿De que Barcelona se convierta en una especie de Venecia?
Alfredo Serrano: No percibo en absoluto una turismofobia en la ciudad. En cuanto a la situación de congestión turística, Barcelona tiene problemas, pero estamos a años luz de Venecia, donde los vecinos han sido totalmente expulsados del centro.
¿Se puede ampliar el interés de los viajeros por otros lugares de la ciudad o de Cataluña?
Alfredo Serrano: Todo el mundo quiere ir a La Rambla, al Camp Nou y a la Sagrada Familia, pero en realidad hay mucho más que ofrecer. Hemos creado un grupo de trabajo para estudiar cómo expandir por el resto de la ciudad y del territorio, de manera sostenible, los cruceristas que llegan al puerto. Me parece un
modelo de gestión mucho más útil que defender, como hacen algunos representantes políticos, la limitación de los cruceros.
Eduard Torres: No creo que los cruceros saturen la ciudad, lo que pasa es que los grandes barcos son muy visibles. Necesitamos al crucerista, es una oportunidad para llevar turismo a otras zonas de Cataluña y crear una mejor cohesión del territorio. Y hay que poner perspectiva. Con el Mobile, la ciudad está totalmente llena, pero no hay sensación de molestia. Hay más molestias en verano o en Semana Santa, cuando miles de turistas alojados en destinos de la costa llegan a Barcelona para visitas de un día.
Alfredo Serrano: Una gran ventaja de los cruceros es que son previsibles. Con un año de antelación puedes saber cuántos viajeros llegarán, a qué hora e incluso de qué nacionalidad. Eso no pasa con el turismo de playa. Un día nublado en verano te llena Barcelona, de repente, de turistas procedentes de la costa.
Barcelona es líder en el sector de los cruceros. ¿Qué valoración hacéis de las instalaciones del puerto?
Alfredo Serrano: Muy buena. Es el primer puerto de cruceros de Europa y un referente a escala internacional. Por eso no entiendo que se hable de reducir cruceros cuando expertos de grandes ciudades de todo el mundo vienen a Barcelona para ver cómo los gestionamos. Debería ser un motivo de orgullo que profesionales de Hong Kong, Singapur o Nueva York, por ejemplo, quieran aprender de nosotros.
Los turistas que visitan la ciudad inciden en la movilidad urbana, pero también sucede al revés, los cambios urbanísticos afectan la movilidad de los viajeros…
Eduard Torres: Ahora que se está restringiendo el tráfico de Barcelona, habría que dar alternativas a la movilidad turística. Hay pocos sitios donde los autocares puedan descargar viajeros. Debería haber más capilaridad. Hace poco me comentaban que en La Rambla, con el tráfico restringido, hay turistas que tienen que andar 400 o 500 metros vestidos con ropa de cóctel hasta llegar al autocar. No parece lo más adecuado, y no hablo solo de seguridad, también de coherencia.
¿Cómo se mueven por la ciudad los pasajeros que llegan en cruceros?
Alfredo Serrano: Ha habido un cambio muy notable en los últimos 15 años. Antes, un 80% de los cruceristas compraba el pack de excursiones de la naviera, que los llevaba de visita por Barcelona en autocar. Ahora es al revés, el 80% se mueve a su aire, la mayoría, en taxis o andando. Y un porcentaje importante,
en el bus turístico. Lo más útil para una movilidad ordenada sería que se desplazaran en grupos organizados en autocar, pero en este punto —traslado los comentarios que me llegan— cada vez hay más dificultades de estacionamiento, desencochado…
¿La tasa turística funciona como instrumento regulatorio?
Eduard Torres: En 2019 Barcelona recaudaba 30 millones por la tasa turística y en 2023 se acercará a los 100 millones. Ese dinero se aplica, en parte, a la promoción turística y, en parte, a mejoras en la ciudad. De la misma manera en la que se hace el discurso de los inconvenientes del turismo, se debería comunicar que hay mejoras en la ciudad que se financian gracias a la tasa turística.
Alfredo Serrano: Ya que los cruceros contribuyen al 13% de la recaudación del impuesto turístico, yo pediría que cuando cambien los bancos en una acera, reasfalten una calle… pongan en un cartel: “Esto se ha pagado con el impuesto turístico”. Hasta ahora, la tasa turística la pagamos las navieras, no la repercutimos en el viajero, aunque igual hay que replantearse el tema. El crucerista de tránsito pagaba 65 céntimos por persona y día en el año 2020. Este año serán 5,75 euros y el próximo año, 6,25.
Hay quien acusa a los cruceros de generar un gran impacto ambiental.
Alfredo Serrano: Hay que fijarse en los datos y luego opinar. Según Barcelona Regional, toda la actividad portuaria genera el 7% de la contaminación por
óxido de nitrógeno, la más importante que tiene Barcelona. Los cruceros representan un porcentaje muy reducido de esa actividad portuaria y su contribución a las emisiones de óxido de nitrógeno es de solo un 0,7%. Y llevamos tiempo trabajando para reducir el impacto ambiental.
¿Qué iniciativas se aplican para reducir el impacto ambiental de los cruceros?
Alfredo Serrano: Mencionaré las dos principales. La primera, el gas natural licuado. Es un combustible fósil, no es perfecto, pero a gran escala es el más sostenible y ofrece capacidad de repostaje. El 35% de los cruceristas que llegará a Barcelona este año lo hará en barcos propulsados por gas natural licuado, y en los próximos años se llegará al 60%. La segunda es la electrificación de los puertos para que los barcos atracados apaguen motores y se conecten a la red eléctrica. Más del 40% de la flota mundial de barcos cruceros está preparada y alrededor de una treintena de puertos en el mundo ofrecen esta conectividad.
¿Barcelona es uno de estos puertos con conectividad eléctrica?
Alfredo Serrano: Lo será pronto, el proyecto se ha aprobado, tiene la financiación y está en vías de ejecución por la autoridad portuaria. Cuando esté operativo, en el 2025 o el 2026, la contaminación que los cruceros generen en la ciudad será cero o casi cero.
¿Ayudan grandes eventos como la Fórmula 1 o la Copa América a desestacionalizar y atraer otro tipo de turismo?
Eduard Torres: Necesitamos este tipo de eventos, clarísimamente. Tenemos que mimar la Fórmula 1 y los grandes eventos, no solo por el impacto económico, también porque posicionan la ciudad, y eso no lo podemos perder.
Sobre el posicionamiento de Barcelona como destino, se habla de apostar por un turismo de calidad, pero sin definir qué se entiende por “calidad”…
Alfredo Serrano: Yo rechazo que el turismo de calidad sea el que más gasta, es volver al modelo de hace 50 o 60 años. ¿Barcelona debe ser una ciudad que solamente puedan visitar los ricos? No tengo la respuesta, pero me chirría un poco que representantes políticos que en teoría defienden a la clase trabajadora le
digan a esa clase trabajadora que no puede viajar a según qué destinos porque no tienen poder adquisitivo.
Eduard Torres: Yo discrepo un poco… Barcelona es una ciudad pequeña, su capacidad de atraer más turismo está al límite. Y una solución es regular
los precios. La ciudad se tendrá que encarecer para el visitante y buscar clientes con poder adquisitivo, como el americano y asiático. Los cruceros nos posicionan muy bien con el cliente americano, y aquí tendríamos que hablar de la conectividad del aeropuerto…
Hablemos. ¿Tiene Barcelona el aeropuerto que necesita?
Eduard Torres: La conectividad con Asia es muy pobre y con Estados Unidos está saturada en ciertas franjas horarias. Necesitamos un aeropuerto mejor por dos motivos: para el turismo de negocios —y el Mobile World Congress es un ejemplo— y para la competitividad del ecosistema empresarial. Incluso quienes discuten el turismo están a favor de atraer talento. Y para hacerlo, la ciudad debe estar conectada.
Alfredo Serrano: Según un estudio de la UB, los norteamericanos que visitan Barcelona en crucero son más del doble de los que llegan por otros medios y representan el 18% de todos los cruceristas. Muchas compañías aéreas han creado rutas entre Estados Unidos y Barcelona apoyándose en los cruceros, que les garantizan un número importante de reservas aéreas.
Eduard Torres: Y si preguntas en Asia qué gran ciudad europea está peor conectada, te contestan que Barcelona. Hay demanda y hasta hace poco no había vuelos. Confiamos en que esta conexión mejorará sustancialmente con la reanudación del vuelo directo de Air China, Barcelona Pekín, a partir del 1 de junio del 2023.
En conclusión, ¿hacia dónde debería evolucionar el turismo en la ciudad?
Eduard Torres: Hay que ir a buscar el turismo que aporte valor añadido y un mayor retorno a la ciudad: los viajeros de negocios que conectan con el ecosistema empresarial, los interesados en la cultura, los que respetan el entorno, los que prolongan su estancia más tiempo, los que visitan el territorio más allá de la ciudad…
¿Cómo se puede atraer a esos turistas que aportan valor añadido?
Eduard Torres: De entrada, con un debate honesto sobre el turismo. También con un aeropuerto mejor. Y con una colaboración público-privada efectiva, que no sea un eslogan. La gestión sostenible del turismo, que de eso se trata, no puede decidirse solo desde la esfera pública.
Alfredo Serrano: Durante años el sector del turismo ha basado la “bondad” de su actividad en el incremento de viajeros, sin hacer pedagogía de los beneficios que aporta a la sociedad. Muchos puestos de trabajos directos y transversales dependen del turismo que, además, nos enriquece culturalmente. Viajar fuera y recibir gente de otros países nos hace a todos mejores. También contribuye a que la ciudad esté bonita. El turismo ha sido uno de los factores que ha impulsado la transformación de Barcelona.
Maria Josep Coral para la Revista RACC.